viernes, 20 de abril de 2007

Sobre la Palabra idiota


Manifiesto por una nueva etimología de la palabra "idiota":

En Grecia, idiota es quien vive retirado, en oposición a quien lleva una vida pública. Aún no se ha convertido en insulto. (Qué irónico, por lógica en Grecia todas las mujeres, puesto que están recluidas en el hogar, en lo privado, son idiotas, y aunque el término aún no es peyorativo ellas ya son despreciadas... Acaso los griegos no fuesen tan sabios).


En Roma, idiota pasa a ser raro, huraño, y se vuelve insultante... (Sí, los romanos, para algo que no plagian de los griegos, van y lo convierten en insulto. Supongo que el latín precisaba de muchos insultos para que los ciudadanos romanos pudiesen despacharse a gusto desde las gradas del Coliseo... ese antepasado de los estadios de fútbol, donde la gente, más que a ver un espectáculo, va a masacrarse lingüísticamente hablando...).


En el Medievo, idiota designa al monje que no sabe latín... (¿cómo se comunicaba este monje con su dios, si durante esa época dios -ese políglota que históricamente ha hablado tantas lenguas... quizá por ello nadie puede escucharle, porque habla en una jerga incomprensible, porque habla en babel...- y sus más allegados únicamente conversaban en latín?) por contraposición al que sí sabe, el monje ladino... (¡Y qué ladinos son los monjes...! Jamás nadie ha vendido tan bien, ha sacado tanto beneficio material de un bien espiritual... ¡Oh, la iglesia, esa gran vendedora que tiene algún mercado en la mayoría de ciudades y pueblos del mundo entero...! Si los eclesiásticos llegan a los polos, los iglúes servirán de cúpulas para adornar sus capillas... Tanta fe tienen que hasta serían capaces de predicar y convertir a los pingüinos al cristianismo... Y, ¡pobre rebaño acuático!, pues tendría que donar sus pescados a la iglesia submarina... ¿no fue san Pedro, el padre de todos los papas, marinero? ¡Qué apropiado, que sus nuevos fieles pingüinos depositen sus pescados a los pies del patrón de los mares! No satisfecho con la conquista de la tierra, el cristianismo emprende la colonización del mar...).


Vemos pues, que históricamente hablando, la palabra idiota, siendo insulto o no, ha sido puesta al servicio de cierta ideología con la que discriminar (¿qué otra cosa hace una ideología sino discriminar?) a determinados sectores. Vamos, entonces, a darle el significado que se merece... De aquí en adelante llamaremos idiota a cualquier seguidor de ideas, a cualquiera que valore menos a las personas que a las ideas, a cualquiera incapaz de reírse de las ideas... ¡Oh sorpresa, oh paradoja,según esta definición... ¿no es todo el mundo un maldito idiota?!. ¡Y todo por ser incapaz de reír...!. (Por derivación, la ideología será la ciencia de la discriminación o el profesamiento de la idiotez. Creo que ni falta hace mencionar que el idealista es el príncipe de los idiotas... ¡El Gran Idiota!).

P.D.: Me alegra que todavía haya humanos que recuerden al galápago Zenón de las Eleas. Saludos

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