La cabaña del tío Tom fue la novela más vendida en el siglo XIX (y el segundo libro más comprado de la época, después de la Biblia), y fue escrito con la intención de darle mayor impulso a la causa abolicionista en los Estados Unidos anteriores a la Guerra Civil . Tras el primer año de su publicación, se vendieron unas 300.000 copias del libro. La comparación con la Biblia, destacando su popularidad, es significativa, ya que Harriet Beecher Stowe fue una devota y cometida cristiana, hija del presidente de un seminario cristiano, y esposa de un profesor de literatura bíblica en la facultad. Los lectores que acudían a la iglesia responderían favorablemente a Uncle Tom's Cabin porque fue pensado en los valores que la Biblia exponía como propios. La recepción de su mensaje es aún hoy problemática.
Muchos insinúan que el término empleado por Beecher Stowe para referirse a la novela suena algo discriminativo y servicial, si se tiene en cuenta las connotaciones que Uncle Tom encierra. Estas son atribuídas por lo general a un esclavo del ámbito doméstico y, en nuestros días, podría sonar algo rudo si se utiliza para hacer referencia a una persona de origen afro.
En un período en el que la esclavitud no había sido abolida, este libro representaba un blanco fácil de fuertes y profundamente negativas críticas por parte de los sectores opositores, es decir, aquellas personas que se alzaban a favor del sistema y en contra de la causa abolicionista. Además, palabras que Harriet incluyó en su obra solían ser algo polémicas en tanto que no conformaba a ambas partes. Por otro lado, la novelista fue muy astuta al brindar un panorama algo exagerado y escalofriante sobre el tema, lo que luego reforzaba mediante la imagen de familias rotas y destruídas por la empresa traficante de esclavos, separaciones innecesarias y la crueldad de muchos de los propietarios que acudían a la gran tienda a comprar mano de obra barata. La bondad y la humildad de Tom, junto a la santa inocencia de personajes infantiles y hombres blancos de bien, contrastan con la pavorosa realidad de la sociedad en la que movían.
Como último detalle, Beecher Stowe fue exquisita y meticulosa en la elaboración de su obra, no solo porque esbozó una gran cantidad de imágenes cortantes sino porque contribuyó a una atmósfera realista al representar de la forma más fiel posible el lenguaje de sus personajes, que mucho decía de sus niveles sociales (algo que encontramos en otros autores como Kate Chopin, Henry James o Mark Twain, por ejemplo).
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