Fist For Fight es el primer álbum demo de la banda de Power metal sueca Sabaton. Este es un demo de producción propia que fue lanzado bajo el sello italiano Underground Symphony.
La década del 2000 dio para mucho. A pesar de la mala época por la que pasa el Metal en general, siempre hay alguna banda con chicha para aprovechar. Vamos, que todavía nacen grupos que conquistan los corazones de la parroquia. En este caso, tenemos a los suecos Sabaton, instruidos en el noble arte del Metal por bandas como Helloween, Blind Guardian, Judas Priest y Manowar. Al parecer en Suecia se forjan muchas bandas con talento para el género, no importa para cual en especial, el metal sueco es una promesa inquebrantable de calidad.
Personalmente, si tuviera que comparar a estos soldados metálicos con otra banda, sería con Manowar, por sus letras pro-metal, a parte de su temática histórica orientada en lo bélico de la que ya nunca se despegan, cosa similar al mundo heavy épico de Manowar donde solo parecen existir conceptos como: Glory, Steel, Majesty o Victory. También es digno de mencionar el sonido de la banda, muy identificable al igual que el de los americanos de Auburn, esa simpleza evocadora que a tantos nos gusta. Sabaton despliega un power metal distinto al que la mayoría estamos acostumbrados, con unos riffs heavies, un teclado característico, la temática antes comentada y la salvaje voz de Joakim Brodén, que es vibrante y poderosa, a lo Hansi de Blind Guardian pero más grave. Algo inusual en este estilo repleto de voces agudas y limpias. Hoy trataremos su primer trabajo, que data del año 2002. Os digo ya ahora que no es el más famoso, pero no por ello es el peor. Nos encontramos con el "Fist For Fight", su debut. De hecho, se da el caso de que parte de estas canciones serían regrabadas más tarde para el Metalizer, pero no creáis que en esta demo la producción es cutre, al contrario, es un excelente trabajo. La portada tiene 99% de firma manowareña, y un estilo ochentero; ese guerrero bien musculado despachando con sus propias manos a orcos o muertos vivientes (ve tú a saber), lo importante es traer violencia a los adeptos ¿No os parece? Demos un vistazo.
Tras una corta introducción muy tecno- naranja mecánica, salta Hellrider: una composición acelerada donde las haya, y además cargada de potencia, quizá se muestre poco evolutiva, pero no llega a joderse el invento por esa razón. Los guitarristas Rickart y Oscar destacan de forma notable, al igual que la poderosa voz de Joakim Brodén. La llegada de Endless Nights, pieza menos veloz y no obstante llena de calidad; riffazos heavies y técnica vocal que no pierde el ritmo en ningún momento hasta el culmen de la canción donde nos aborda un solo de guitarra melódico, digno de los primeros años del power.
"Will we be broken, will we go down?
No! we'll never fall, We're the masters of the world!
Get up, let's break those chains now and party all night long!"
El disco nos dedica una intro y bonus track con aire a nana, muy nostálgica, Guten Nacht se llama (bien escogido el nombre). La sorpresa de este instrumental es que guarda un silencio de más de medio minuto (falso final) y remata en una breve melodía china. La fiesta termina con el último presente: "Birds Of War", que se abre con un órgano, de la casa de Joey DeMaio, seguido de unos riffs cabalgadores acompañados por la épica y triunfal batería de Mullback. Mención merece el bajo en este track final, ya que es el único momento en el que se deja apreciar nítidamente. Sin duda el señor Sundström no tiene ningún peso en la banda musicalmente hablando. Un final digno y que conserva el listón a la misma altura que al comienzo del plástico.
Los chicos de Sabaton fueron capaces de entregar una demo con un material propio de unos auténticos profesionales. Material que luego quedará obsoleto tras la evolución temática que surge en su siguiente trabajo, el bélico "Primo Victoria". De todos modos, la verdad sea dicha: este es el trabajo más equilibrado y rico en temáticas, y también en el que se desviven más los caballeros de las seis cuerdas; Rickard Sundén y Oskar Montelius, que a partir de aquí, se toman un poco menos en serio la tarea de brindar buenos solos y riffs.
Ya tan solo me queda poner la calificación, tras mucho sopesar, atribuyo cuatro cuernos algo altos, lo que sobre diez sería... un 8 aproximadamente. Es una nota digna por esta pequeña brisa de aire fresco en el panorama actual, sobre todo regalándonos una composición tan variada y entretenida. Ciertamente luego con los años tienden mucho a simplificar su música, así que es posible que incluso sea su mejor entrega.
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