lunes, 12 de noviembre de 2007

FENÓMENOS EXTRAÑOS 2


OVNIS SOBRE ÁFRICA

Los oficiales de las Fuerzas Aéreas de Zimbabwe están aún perplejos por un objeto no identificado, redondeado y brillante, con una parte superior en forma de cono que, en 1985, sobrevoló la parte meridional de su nación africana. Según el comodoro del Aire, David Thorne, los controladores del tráfico aéreo observaron al aparato colgado en el aire e incluso lo localizaron con el radar. En persecución del ovni, los pilotos de las Fuerzas Aéreas consiguieron una buena visión del mismo mientras el aparato cruzaba el cielo. Lo describieron como tan brillante que, al principio, parecía reflejar los colores de la puesta del sol, pero, sin embargo, a medida que el firmamento se fue oscureciendo más, comprobaron que el ovni era el que creaba su propia luz. Los pilotos también estimaron que el ovni viajaba a dos veces la velocidad del sonido.

-Nuestros pilotos son de total confianza -insistió Thorne-. No podía tratarse de un avión, de un globo meteorológico o de un fenómeno natural.


ESVÁSTICA CELESTIAL

En los tiempos modernos, la esvástica se ha convertido en un símbolo del mal, pero según dos científicos de la Universidad de Texas, el emblema nazi puede poseer connotaciones místicas.

Cuando los físicos C.J. Ransom y Hans Schluter expusieron el gas hidrógeno a la electricidad y al magnetismo, el hidrógeno brilló. Luego, de repente, el gas se dividió para formar la silueta de una esvástica. El experimento condujo a los científicos a especular respecto de que un cometa, al pasar a través del campo magnético de la Tierra, podría crear un efecto similar. De ser así, entonces la esvástica podía haberse aparecido por primera vez a los humanos como un fenómeno de tipo natural, pero los atemorizados observadores lo tomaron más bien por un signo sobrenatural. De esta manera, concluyeron los científicos, se explica por qué el moderno símbolo del mal fue en un tiempo reverenciado por los hindúes y los de otras religiones. Las esvásticas aparecen grabadas, por ejemplo, en tumbas antiguas cerca de la ciudad de Troya. E incluso los cristianos la representaron como un símbolo sagrado durante la edad media.


OVNIS ROMANOS

En su manuscrito Prodigerium liber, el historiador romano del siglo IV Julio Obsequins, registró numerosos relatos de avistamientos de ovnis. En un particular incidente, un escudo redondeado, en forma de nave, con flamantes antorchas giró y se estrelló contra el suelo cerca de Espoleto, al norte de Roma. "Luego pareció aumentar el tamaño, se alzó de la tierra y ascendió al cielo, donde oscureció el disco del Sol con su brillo", escribió.

Sin embargo los informes de Obsequins no fueron los únicos en ser registrados y sobrevivir hasta el siglo XX. En Prodigerium ac Ostentorium Chonicon, un profesor de gramática y dialéctica recopiló otros avistamientos romanos cuyas descripciones son notablemente semejantes a los relatos modernos de ovnis a los que se ha visto volando en formación. Por ejemplo, durante el reinado del emperador Teodosio I, en los últimos años del siglo IV, apareció de repente en los cielos un orbe brillante, reluciendo casi con tanto brillo como Venus. Mientras los testigos lo contemplaban empavorecidos, se congregaron un gran número de otros objetos similares como un enjambre de abejas volando en torno de un apicultor. Además parecían estar chocando con violencia unas contra otras y, al cabo de un momento, se unieron para construir una forma parecida a una espada de doble filo.


EXTRATERRESTRES CAUTIVOS

Durante el verano de 1983, Larry Bryant, de Alexandria, Virginia, presentó un mandato de habeas corpus contra los Departamentos de los Estados Unidos de Defensa y Estado, las Fuerzas Aéreas, el Ejército, la Agencia de Seguridad Nacional y la Oficina Federal de Investigación (FBI). ¿Su acusación? Todos los demandados habían conspirado para ocultar el accidente aéreo, en 1947, de un vehículo extraterrestre en el desierto de Nuevo México. Y lo que es más, en realidad las Fuerzas Aéreas poseían uno o más cuerpos de los ocupantes del ovni.

Un documento del FBI, añadido a la orden ante el tribunal, citaba a un investigador de las Fuerzas Aéreas que afirmaba que se habían recuperado tres platillos volantes cerca de un gran aparato de radar del Pentágono, en Nuevo México. Evidentemente, el radar había interferido con el mecanismo de control del aparato. Según el memorándum, cada avión circular tenía un diámetro de, aproximadamente, 15 m y contenía una sección elevada en el centro. Sus ocupantes era humanoides, continuaba, de un metro de estatura y llevaban puestos unos monos metálicos.

Bryant creía que los visitantes extraterrestres aún seguían vivos y que eran retenidos contra sus derechos constitucionales. No podían verse detenidos sin ser acusados de un delito, argumentaba, y al presentar aquel mandamiento de habeas corpus Bryant confiaba en que los alienígenas fuesen liberados por el Gobierno o, por lo menos, se pudiese recuperar sus cadáveres. tal vez lo que en realidad desease fuese convertir todo aquel asunto en un verdadero escándalo público; no resultaba probable que el Gobierno, tras muchos años de negar la existencia de los ovnis, fuera ahora a reconocer su existencia, y mucho menos la posesión de los propios alienígenas, a causa de sólo un escrito de habeas corpus.


REVISIÓN DEL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS

Una zona rodeada por una línea imaginaria que va desde Florida a las Bermudas y Puerto rico y luego retrocede otra vez a florida, el Triángulo de las Bermudas ha sido el lugar donde han ocurrido muchas desapariciones misteriosas de buques, aviones y personas. Uno de los incidentes más raros ocurrió durante un vuelo breve a la isla de Gran Turco, en la Bahamas.

Mientras Helen Cascio pilotaba se "Cessna 172" y se aproximaba a la isla, la torre de control la facilitó sus instrucciones de aterrizaje. Pero Helen no respondió, aunque el canal de la radio de la mujer estaba abierto. Los operadores de la torre escucharon a la piloto decirle a su único pasajero:

-He debido hacer alguna falsa maniobra. Ésta debería ser Turco, pero ahí no hay nada. No hay aeropuerto. No hay casas. No hay nada...

Los controladores continuaron frenéticamente, intentando entrar en contacto con la piloto, pero Helen resultaba obvio que no los oía. Luego recibieron lo que sería petición final que escucharían:

-¿No hay manera de salir de esto?

Nunca se encontró la menor huella del avión, de la piloto o del pasajero.

Las explicaciones que han dado muchos investigadores para las desapariciones en el triángulo, van desde secuestros, por parte de piratas modernos, a un simple error humano. También existen algunas especulaciones respecto de que esa zona está situada por encima de un remolino o un agujero en el océano que se traga a los navíos o aviones lo suficientemente infortunados para pasar exactamente por encima.

Sin embargo otra posibilidad consiste en que partes de la Atlántida se encuentran debajo del Triángulo de las Bermudas. Unas legendarias pirámides, construidas por los Atlantes como fuentes de energía, podían funcionar de manera esporádica y perturbar la comunicación de los barcos y aviones, así como los sistemas de control.

Además, naturalmente, existen los que creen que estamos siendo invadidos por unos malévolos y tortuosos extraterrestres, y que especulan respecto de que esos alienígenas pueden, de alguna manera trabar el campo magnético del Triángulo de las Bermudas y capturar especímenes humanos y artefactos para sus propios propósitos de investigación.

Sin embargo, aunque se ha informado de numerosas desapariciones en el Triángulo de las Bermudas, se ha hablado menos acerca de aparatos que hayan aparecido en esa zona,. Por ejemplo, en julio de 1975 Jim Thorne, miembro de un grupo de investigaciones oceánicas, a bordo del yate New freedom, fotografió una deslumbrante tormenta eléctrica por encima del triángulo. Al examinar la película revelada, quedó perplejo al ver una clara imagen de aparejos cuadrados, a unas cien millas náuticas de distancia del New Freedom. Pero la noche de la tormenta sabía muy bien que no había ningún tipo de naves en las proximidades.


VULCANO EL PLANETA DESCONOCIDO

A todos los alumnos se les enseña que, en nuestro sistema solar existen nueve planetas. Pero hace más de cien años, algunos astrónomos habían postulado que, en realidad, podría existir un décimo planeta.

La especulación científica comenzó en marzo de 1859, cuando un médico rural francés y un aficionado al esquí llamado Levearbault, observaron un objeto que orbitaba el Sol. parecía encontrarse incluso más cerca del Sol que Mercurio, considerado por la mayoría de los astrónomos el planeta más próximo que gira en torno del sol. de una manera meticulosa Levearbault rastreó y calculó el tiempo de la presunta órbita del planeta, registrando sus observaciones sobre un tablero de pino.

Cuando el astrónomo más ilustre de Francia, Urbain Jean Leverrier, estudió las anotaciones, se mostró de acuerdo de que se trataba, en efecto, de otro planeta, al que más tarde bautizó como Vulcano. Según Leverrier, la presencia de Vulcano podría explicar por que Mercurio avanza cada año más de un metro hacia el Sol. Propuso que la gravedad de Vulcano era la que, en realidad, estaba empujando a Mercurio hacia el Sol.

incluso así, nadie desde entonces ha observado a Vulcano, tal vez porque muchos no creen en la existencia del planeta y, por lo tanto, no lo están buscando.


LA CIUDAD QUE SE DESVANECIÓ DOS VECES

Existe cierto número de legendarias ciudades perdidas en el fondo del océano Atlántico y en los mares Mediterráneo, Egeo y caribe. Existe también cierto número que ciertamente quedaron sumergidas, aunque no perdidas, puesto que se conocen sus localizaciones. Por ejemplo, el antiguo centro costero romano de Baiae se encuentra no muy lejos de Nápoles y ha sido explorado y fotografiado intensivamente por submarinistas trabajando a una profundidad de 15 a 20 m. Síbaris, cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de forma de vida lujosa o ""sibarita", yace en el fondo marino del golfo de Tarento. Partes de Cartago, Leptis Magna, Tiro, Cesarea, Alejandría, y otras grandes ciudades, siguen aún bajo las aguas del Mediterráneo.

Esas ciudades se hundieron en el mar como resultado de la acción sísmica y se pueden localizar con facilidad a causa de que los cronistas antiguos nos han dicho dónde se encuentran. Sin embargo, algo inusual la sucedió a Heliké, una gran ciudad de la Grecia clásica, que, en el 373 a. de C., desapareció de la superficie durante un terremoto y un maremoto, con todos sus edificios, calles, barcos y millares de habitantes. ninguno escapó a la imponente ola que barrió no solo los buques de Heliké, sino también de diez buques de guerra visitantes pertenecientes a la flota espartana, anclados en el puerto. Donde solía hallarse Heliké, se encuentran hoy solo las aguas del golfo de Corinto.

Cuando las aguas están transparentes es posible ver las ruinas de la ciudad en el suelo marino. Durante centenares de años. Heliké ha permanecido en su localización debajo del mar, perfectamente visible a través de las cristalinas aguas. Los turistas romanos de una época posterior contrataban barqueros griegos para que les llevasen a fuerza de remo por encima de las bien conservadas ruinas. Los turistas empleaban con frecuencia buceadores para que les recogieran monedas y otros hallazgos de la ciudad sumergida. Los buceadores se zambullían hasta 15 y 20 metros a través del agua con una visibilidad por completo cristalina. Desde la superficie podía verse una estatua de Cace (Júpiter para los romanos), aún en pie en medio de las ruinas.

Sin embargo, hacia el final de la ocupación romana de Grecia, otro terremoto abrió el suelo marino bajo esta Pompeya sumergida y luego se cerró encima de ella. Heliké, en la actualidad perdida, pudo haber contenido tesoros de un valor mucho más considerable las monedas de plata y oro que los submarinistas andaban buscando.

A menos que una nueva conmoción lleve de nuevo la ciudad a la superficie, Heliké yacerá donde está para siempre, a un tiempo perdida y no perdida a algunas millas náuticas al este de la actual ciudad de Aíyion, en la costa norte, y a una distancia desconocida debajo del suelo marino del golfo de Corinto.


EL FARAÓN Y LOS ALIENÍGENAS

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n papiro egipcio puede contener uno de los primeros relatos escritos conocidos del avistamiento de un ovni. Según estos registros, que datan del tiempo del faraón Tutmosis III, que reinó desde hacia 1504 hasta hacia 1450 a. de C., escribas de la Casa de la Vida avistaron un "círculo de fuego", que viajaba silenciosamente por el cielo. "No tenía cabeza -dice el papiro- y el aliento de su boca tenía un tremendo hedor." Los atemorizados observadores cayeron al suelo, no sabiendo si temer o venerar la extraña llama celestial. Durante los días siguientes, aparecieron sobre Egipto más y más bolas de fuego parecidas, tan brillantes como el Sol. En un esfuerzo por prevenir el poder de los objetos, el faraón ordenó a los sacerdotes que quemasen incienso para alentar la pacífica intercesión de los dioses. Y cuando los objetos no identificados partieron, Tutmosis ordenó poner por escrito las cosas para que el incidente se recordase para siempre

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